Una de las grandes diferencias entre hombres y mujeres es que ellas sí consideran el albornoz como algo interesante. La lógica femenina permite utilizar algo que abulta tres veces más que una toalla pero seca tres veces menos. Ni la cabeza ni los pies reciben la más mínima atención por parte del albornoz. Así que hay que añadir una toalla para los pies y otra para la cabeza, y ojito con que sea la misma.
El colmo del absurdo llega cuando los hombres que han cedido a la presión del albornoz se secan sus intimidades más pudendas. Comienza algo a medio camino entre un ataque epiléptico y el limbo-rock, pero sin tías buenas que sostengan la barra.
Asumido pues que el albornoz es una prenda femenina, nuestra recomendación es esta.
Y lo es por varias razones. La primera es que BatGirl es una fantasía generalmente aceptada. Por motivos que se desconocen, muchas mujeres se sienten halagadas cuando sus parejas las visten de BatGirl. Eso no ocurre cuando se las llama con el nombre de la primera novia.
Otro motivo de peso es la capucha. ¿Qué mujer no ha deseado tener una capucha para la mañana que sigue a una noche sin desmaquillar? Una buena máscara y adiós a esa zombie con los ojos morados que se ha apropiado de tu cuerpo.
